lunes, 4 de abril de 2022

00960 Los Bollos de Mantequilla

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En el día a día, salvo en rarísimas ocasiones, soy de los de poner un pie en el suelo y funcionar toda la mañana con un café americano o dos si se tercia. Vamos, que ni almuerzo ni tostaditas, ni zumo de naranja ni ná. Cafetito, y a funcionar.

Distinto es cuando estoy de vacaciones fuera de casa, viajo o visito a mis hermanos desperdigados por la geografía española. Entonces, acostumbro a desayunar en condiciones y dejar el pabellón bien alto. Será, entre otras cosas, porque desayuno en compañía.

Cada destino tiene su particular desayuno y su personal fiesta gastronómica. Los bollos con mantequilla, que traigo en esta ocasión hasta este caleidoscopio vital, son los que alegran mis despertares cuando visito a mis hermanos en Bilbao y que pelean su protagonismo junto a las carolinas y los pasteles de arroz, exquisiteces típicas y originarias del "botxo", apelativo cariñoso con el que se conoce desde antiguo a esta magnífica Villa vasca. Estos deliciosos bollos, disfrutados mientras mi vista se recrea tras los ventanales con la ría bilbaína y el esplendoroso Museo Guggenheim, hacen de mis desayunos bilbaínos un pequeño lujo siempre recordado.

La personalidad de este dulce típico de Bilbao estriba en la acertada combinación del tierno bollo suizo de toda la vida con una suave y deliciosa crema de mantequilla. Según se cuenta, estos populares bollos llegaron a Bilbao desde Poschiavo, un pequeño pueblo Suizo. Lo hicieron de la mano de Bernardo Franconi y Francesco Matossi, dos primos que abrieron una pequeña pastelería en la calle Correo hacia el año 1830. Una pastelería que unieron a un café que había en la parte posterior, abierto hacia la Plaza Nueva. Los bollos de mantequilla de Bilbao tienen una forma ligeramente ovalada, si bien resulta más sencillo, si los hacemos en casa, darles una forma redonda.

Los bollos que aparecen en la imagen con la que inicio esta entrada están comprados en la pastelería Arrese, en la Gran Vía de Bilbao. El resto de fotografías se corresponden con "intentos" hechos en casa. Aunque son muchas las pastelería bilbaínas, y ¡qué pastelerías hay!, que ofrecen estos bollos, la pastelería Arrese es una de mis favoritas, ya no solo por los excelentes elaboraciones que preparan, algún día las traeré por aquí, sino por el regalo que supone a la vista su visita y poder admirar su impresionante mostrador de mármol de Carrara o sus vidrios emplomados. Otro deleite.

Lo ideal es probar estos bollos en Bilbao, pero si queréis aproximaros a su delicioso sabor, aquí os dejo una receta que cayó un día en mis manos y que es la que ponemos en práctica en casa. Lleva su tiempo pero merece la pena.

 









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