viernes, 8 de abril de 2022

00963 Las Fresas

 DEL HUERTO


Me enfrento en esta ocasión ante un fruto que me ha gustado toda la vida, pero con matices. Me explicaré. 

Me gustan a la vista, la alegra. Me complace su olor. De hecho, su nombre botánico, "Fragaria vesca", procede del vocablo latino "fragans", que significa, precisamente, olorosa, una de las características de este fruto. Y como no, me gusta su sabor, aunque tiene que estar en su punto justo de maduración. Cuántos chascos no me habré llevado a la hora de comprar una caja de hermosas y olorosas fresas o fresones y al llegar a casa llevarme una enorme decepción. O bien escasamente sabían a fresa o estaban en su interior excesivamente verdes. Al final acababa consumiéndolas en batidos con leche y azúcar o en un preparado que acostumbraba a hacer mi madre cuando las fresas no tenían mucho sabor. En este caso, se cortan las fresas en cuatro partes de forma longitudinal y se ponen en un recipiente al que se le incorporan un par de cucharas con vinagre y otras tantas de azúcar. Se dejan reposar veinticuatro horas y a consumir. Y es que el vinagre o ácido acético, además de actuar como conservante natural, da a los alimentos un aroma especial, y junto al azúcar, hace la ingesta de esta fruta, cuando no está madura, más amable.

Hace tres años planté en el huerto una docena de pequeñas plantas de fresas que he venido cuidando con auténtico celo. Procuro que estén siempre libres de hierbas. Máxima atención a que no se las coman los pájaros y otros animales que habitan en el huerto. Y por supuesto, cuando llega el invierno, me encargo de que estén bien abrigadas. El resultado final hasta la fecha es de pocas fresas, sesenta a lo sumo en toda la temporada, pero no pueden ser más deliciosas. Tanto es así, que no he vuelto a comprar más. Quizás sea yo en este caso algo excesivo, pero es que el sabor de estas fresas recién cogidas de la planta es excepcional. Solo una de ellas te deja en la boca su característico sabor durante largo tiempo. Tengo que reconocer que, contra todo pronóstico, se han convertido en las mimadas del huerto.

Por cierto, las fresas contienen una interesante riqueza mineral, especialmente de hierro y magnesio, además de ser excelente fuente de vitaminas C, K y ácido fólico. Ayudan a curar la anemia, previenen los problemas cardiovasculares y son una aspirina natural al contener ácido salicílico. 




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