jueves, 16 de julio de 2015

00068 El Palacio de Hornillos

"LOS OTROS" DE AMENÁBAR

De reciente visita para una tarde de viajero recuerdo. Ubicado en la pequeña localidad cántabra de Las Fraguas, en la comarca de Pas-Iguña, descansa este monumental palacio que sirvió a Alejandro Amenábar para recrear la Inglaterra de 1945 sin salir de Cantabria.








La arquitectura de estilo inglés del edificio permitió rodar a Amenábar su tercera película, la primera en habla inglesa. La historia transcurre casi íntegramente en el interior de un caserón que, en la película, se encuentra emplazado en la isla inglesa de Jersey. El film, rodado con un presupuesto de 3.500 millones de pesetas, contó además con la actriz australiana Nicole Kidman como protagonista y con su entonces marido, el americano Tom Cruise, como productor. La película cosechó un gran éxito de taquilla, además de participar en la sección oficial del Festival de Cine de Venecia en 2001 y lograr ocho premios Goya en la edición de ese mismo año.

El Palacio de Hornillos muchos aseguran que es un precedente del santanderino palacio de la Magdalena. El conjunto arquitectónico fue mandado edificar en el año 1899 por Mariano Fernández de Henestrosa, duque de Santo Mouro, quien encargó el proyecto al arquitecto inglés Seldem Wornum. Desde principios del siglo XX, empezó a ser habitado y ha sido residencia de varios reyes y personalidades del mundo artístico y político.

La finca donde se ubican el Palacio de los Hornillos y La Casona de las Fraguas, edificio levantado con anterioridad al palacio, tiene una superficie de 60 hectáreas, de las que más de 30 están dedicadas a jardines y bosques centenarios de singular belleza.

En la actualidad, el acceso tanto a la finca como al palacio está cerrado al público, pero se puede realizar un apacible paseo por todo su perímetro. Una vecina de Las Fraguas me contó que tras el rodaje de la película "Los otros", se programaron visitas guiadas al interior del palacio, pero que con posterioridad se dejaron de hacer.

El día que recorrimos la finca, la ausencia de sol y un cielo gris plomizo, nos ambientó para hacer más real, y sin efectos especiales , nuestro particular y natural plató cinematográfico familiar. Mereció la pena.




















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