lunes, 27 de julio de 2015

00073 La Bodeguita de los Raposo

TAPAS, RACIONES Y ALGO MÁS


En Moguer, en la calle Fuente, 60. Allí se encuentra este destino casi obligado cuando visitamos Huelva. Lo descubrimos por casualidad, como cuando aparecen las cosas hermosas y menos esperadas de la vida. Fue Gloria, en un blog de un gastrónomo viajero, la artífice del hallazgo. Le llamó la atención los comentarios que del establecimiento se hacían y sobre todo, los precios: uno, dos y tres euros.

En nuestro primer viaje vacacional a Huelva, Moguer, el albo pueblo de Platero y Yo y de Juan Ramón Jiménez, se situaba en uno de los primeros destinos a visitar. Nuestra inicial toma de contacto fue de forma improvisada. Llegamos cuando empezaba a anochecer. Hacía calor. Muy poca gente en la calle. Todo sonaba a silencio entre las estrechas calles  de blancas fachadas y ornamentos de color albero. Un moguereño, de recordada cara de extrañeza, nos condujo con un peculiar acento y todo lujo de detalles hasta la buscada bodeguita.

Resultó ser un lugar curioso y hasta entrañable. Tan decorado, que escasamente cabía un recuerdo más. Y allí estaba Manuel Raposo Velázquez; hombre moguereño que acompaña su carisma con su sombrero cordobés, y hombre altruista, según alguien me dijo en venidera ocasión. Sus primeras palabras,  tras las de bienvenida,  fueron a modo de instrucción: "Cojan sitio donde quieran. Tengan un lápiz y esta hoja para apuntar lo que desean y cuando estén listos les serviremos". Y así lo hicimos. Apetecía todo. Las papas, los adobos, el conejo, el rabo de toro, las frituras, el jamón, las manitas... Ese día no recuerdo bien lo que llegamos a comer. Hasta hace poco aún conservaba la nota como cosa curiosa. Por algún sitio estará.

No decepcionó la visita ni el precio final. Buenas raciones y muy bien elaboradas. Sin lujos. Para qué! Allí no tocan. Es otra cosa, otro sentir y otro comer. Un euro si la tapa o ración la tomas en la barra; dos euros si lo haces en mesa y tres euros si es ración doble. Así de sencillo. Sin complicaciones. 

Tras pagar, Manuel ofrece a ellas, un chupito de licor de la pasión, y a ellos, nosotros, un chupito de licor de viagra. Es en ese instante cuando se le pone la guinda a la velada con una amable conversación con Manuel Raposo, el alma de la Bodeguita de los Raposo.
















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