lunes, 6 de junio de 2022

00995 Las Tostadas de Aguacate

 Y ALGO MÁS


Tengo que reconocer que la primera vez que entré en contacto con el aguacate no me hizo mucha gracia. Lo probé con una tostada de pan a modo de mantequilla. Me resultó soso y sin gracia alguna. Comí la tostada y punto. Sin más.

Pasaron varios años sin que volviera a probarlo, por lo menos de forma consciente, hasta que conocí el guacamole, típica salsa mejicana en la que este exótico fruto tiene mucho que decir. A partir de aquí, no sé por qué, aunque imagino que atraído por sus extraordinarias propiedades alimenticias, comenzó a incorporarse a mi dieta diaria de forma espectacular. ¡Quién me lo iba a decir!

Tostadas y ensaladas acogen espléndidamente a tan singular fruta, aportando untuosidad y consistencia a muchas recetas. Un ejemplo es la que traigo en esta ocasión y que en casa acostumbramos a incluir en los aperitivos o "frugales" cenas. Basta con una rebanada de pan tostado, untada en tomate, y sobre él, unas rodajas de tomate, una buena anchoa del cantábrico, para finalizar con unas rodajas de aguacate. Chorrito de aceite, pizca de sal y a disfrutar del momento tostada.

Las propiedades del aguacate son múltiples. Nutricionalmente, lo más curioso es que siendo una fruta fresca, su principal componente no son los hidratos de carbono, sino las grasas, las grasas del tipo más sano: las monoinsaturadas, como las del aceite de oliva. Además, el aguacate destaca sobre todo por su contenido en vitamina E, que protege la membrana de las células y su núcleo. También aporta vitamina C, provitamina A y minerales como el potasio, calcio, magnesio, fósforo, cobre, hierro y cinc. 

Es recomendable para nuestra salud cardiovascular, relaja el sistema nervioso, ejerce un efecto protector de la visión y nutre y suaviza la piel.

El aguacate, toda una auténtica joyita.




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