sábado, 22 de septiembre de 2018

00808 Un Reencuentro

CALLE ARTIGAS


Hacía muchos años que no transitaba por esta calle y sus aledaños. Hay recuerdos y reencuentros que cuestan afrontar. Hacerlos presentes en algún lugar del cuerpo duelen y estrangulan el alma. La última vez que aquí fijé mis ojos en esta pequeña calle, estaban húmedos, contagiados de un día lluvioso; desconsolados de ver el fin de un periodo de vida que se iba amontonando en un contenedor.

No sé por qué, pero mi caminar hoy ha querido traerme hasta aquí, hasta esta calle de vivencia e infancia. Está muy cambiada a como yo la recordaba. Ya no huele a obrador, a ese pan que tantos amaneceres perfumara. Ya no hay trasiego de gentes. Ya no queda casi nada.

Miro la calle solitaria y en soledad y me parece escuchar: "Tres navíos en el mar... Y otros tres en busca vaaaan", "Alto la valla por mí y mis compañeros y por mí el primero", "Churro, media manga, mangaentera", "Cuando vengas a casa sube una barra de pan", "No te lo repito una vez más, que subas a cenar".

Calles Cuatro Reyes, Vidania, Villahermosa y  "La Correría", junto a la calle Artigas. Un círculo urbano de juego infantil que ahora se me antoja tan pequeño como la palma de una mano y que en aquellos días de flequillo y pantalón corto, me parecía un fantástico mundo por explorar.

Un conocido ha salido a fumarse un cigarrillo apostado a la puerta trasera de su negocio. Se ha sorprendido al verme "por estos lares". "¿Te has perdido?", me ha preguntado con una sonrisa picarona. "Más o menos", le he contestado a la vez que recogía mi última instantánea.

No, no me había perdido. Había venido a reencontrarme, reconciliarme y a enfrentarme al dolor que causa la ausencia y a un tiempo de inevitable pasar. Mal trago superado. Al fin y al cabo, no deja de ser mas que el simple guión de la vida.











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