domingo, 29 de marzo de 2020

00910 La Tortilla de Pisos

CON PIPARRAS

Hubo un tiempo en el que se convirtió en una de mis especialidades gastronómicas. No había reunión de amigos en la que no estuviera presente mi tortilla de pisos y que en alguna ocasión llegó alcanzar ocho plantas. La sacaba a la mesa atendiendo a dos modalidades: recubierta de mayonesa o de bechamel gratinada con queso, más conocida como "la bomba". Eran otros tiempos, otra edad y otra predisposición más primitiva a la hora de sentarnos a la mesa. Se podía con todo.

De esto han pasado ya muuuuuchos años, pero mi querencia hacia la tortilla de pisos sigue vigente como por aquel entonces, solo que ahora la altura de los pisos como mucho llega a los cuatro y he eliminado el acompañamiento de mayonesas y bechameles. Desnudas, tal cual.

Ya he trasladado hasta este caleidoscopio vital mi gusto por las tortillas y el deleite que me produce, ya no solo degustarlas, sino elaborarlas. A la hora de cocinar una tortilla de pisos no tengo un modelo de preferencia establecido para los sabores a compartir, más bien me guío por lo que hay en el frigorífico. La base dominante son tortillas de verduras y hortalizas a las que incorporo una de carne, -longaniza, jamón, chistorra-, o de pescado, -gambas, bacalao e incluso gulas-. Me encanta el contraste de sabores que se aprecian en la boca conforme vas comiendo las porciones de tortillas.

Lo de acompañar la tortilla con piparras se me ocurrió este verano. Ya no sabía que hacer con tanta guindilla como me dio el huerto. No sé cuántas pudimos llegar a comer, regalar y embotar. Así que un día, como tantos otros, cogí un buen puñado para tomarlas fritas como aperitivo y coincidió que había cocinado una tortilla de tres pisos, -cebolla, berenjena y calabacín-. Cuando estaba a punto de ponerlas en un plato para sacarlas a la mesa, vi la tortilla sobre la encimera y pensé que podrían servir como acompañamiento. Y no fue una mala elección. Todo lo contrario. Resultó un añadido muy grato. Al fin y al cabo era incorporar un sabor más a la mezcolanza de sabores.

Nada tienen que envidiar estas humildes tortillas de pisos a esas otras tortillas "bomba" de aquellos jóvenes años. Igual que cada día tiene su afán, cada edad debe saber disfrutar de su condición.






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