domingo, 17 de septiembre de 2023

01186 Higos y Uvas

 AL FINAL DEL VERANO


Dice mi suegra que "uvas y queso saben a beso". No he probado tal combinación, pero si lo dice ella, así será.

Yo soy más de uvas e higos, que no tienen rima, pero me lo paso pipa. Llevo un par de semanas cenando estos dos frutos. Prácticamente, desde que la higuera y la parra del huerto comenzaron a dulcificar sus frutos. Todos los días, un buen puñado de uva moscatel y siete higos. Podían haber sido seis, ocho o nueve higos, pero comencé hace ya algunos años con siete, y allí que sigo anclado. Manías.

Tanto la parra como la higuera son heredad de mi suegro, que en paz descanse. Las cuidaba como un tesoro, como todo lo que dependió de él en vida. En su ausencia, le tomé el relevo, aunque no le llego ni a la suela del zapato. Hago lo que puedo y mal que bien, cada año, y desde hace tres, voy consiguiendo que mantengan el tipo. Es lo menos que puedo hacer en su recuerdo.

Disfruto con estas cenas y también me pongo un tanto triste. Cenar en el mes de septiembre higos y uvas, significa que el verano está llegando a su fin y que pronto nos adentraremos en los días cortos de lluvias y fríos. Me gusta el estío con sus calores, olores, días de luz y largas horas de huerto, amén de otras excelencias. Pero como ser positivo se ha convertido casi en una obligación, esa tristeza es un mero atisbo, pues en menos que nos demos cuenta, llegará de nuevo la primavera y volveremos a empezar el ciclo vital. Mientras tanto, seguiré disfrutando de estas dulces y relajantes cenas, hasta que la parra y la higuera regalen sus últimos frutos.










No hay comentarios:

Publicar un comentario