miércoles, 2 de marzo de 2022

00940 La Sepia

 SIEMPRE, SIEMBRE BIEN RECIBIDA


Hay alimentos que cuando los tengo delante de mí no puedo dejar de ofrecerles una sonrisa y mostrarles mi cara de satisfacción. La sepia es uno de ellos. 

Se trata de un molusco cefalópodo, también conocido, según zonas geográficas, como jibia, choco o cachón, que dan mucho juego en la cocina y que acostumbra a ser bien recibido por los comensales. 

La sepia, de carne gruesa y tierna, si está bien conocida, me resulta deliciosa ya sea en arroces, guisos, frita, asada o confitada en aceite con ajo y guindilla. Pero quizá mi predilección a la hora de sacarla a la mesa sea simplemente a la plancha con una generosa picada de aceite, ajo y perejil. Me da igual que se presente como aperitivo o como parte de un menú. Siempre es muy, muy bien recibida. Y ya lo creo que la disfruto.

Solo tiene un pero este experto del camuflaje en su hábitat natural y es que tiene que estar bien cocinada y evitar servirla dura o gomosa. El fiasco entonces es mayúsculo. Para que esto no suceda, hace tiempo leí, y desde entonces lo pongo en práctica, que para evitar este descalabro gastronómico, y si lo que queremos es guisarla, hay que introducir la sepia en leche por espacio de una hora y media antes de su cocinado. Si optamos por cocinarla a la plancha, lo que hay que hacer es poner la sartén a fuego fuerte y una vez bien caliente, añadir unas gotas de aceite de oliva y la sepia bien seca. En cuanto a la sal, mejor incorporarla a la sepia con el fuego ya apagado o a la picada de ajo, perejil y aceite.

Para matrícula de honor si esta sepia a la plancha va acompañada de unos buenos pimientos de Padrón. Entonces ya, se me saltan las lágrimas.






No hay comentarios:

Publicar un comentario