lunes, 16 de junio de 2025

01682 La LLuvia Hoy No Moja

 ACARICIA


La lluvia hoy no moja, acaricia. Tal es la quietud, que el paraje parece una fotografía hecha a la medida. A lo lejos canta un gallo. La tierra mojada me trae recuerdos indeterminados. Inclino mi cabeza hacia atrás, cierro los ojos, los abro y la confusión se me presenta como algo natural.


miércoles, 4 de junio de 2025

01681 A Cara Descubierta

 SIN TRAMPA NI CARTÓN


Puede que me repita. Seguro que me repito. No me cansa la belleza ni los momentos vividos a costa de ella. Sin trampa ni cartón. Una puesta de sol siempre es un regalo sorprendente, cuando ya pocas cosas pueden llegar a sorprenderte. Hoy no hay metáforas ni imaginación para la causa. Solo existe el final de un día. Da igual cómo haya sido este. Todo se olvida ante la belleza a cara descubierta.


martes, 3 de junio de 2025

01680 Comprometida con la Vida

 PRIMAVERA


... y de las yemas de los dedos, todavía abrigados, brotaron finas ramas hacia una nueva vida, deseosas de alcanzar un cielo imposible, a pesar de estar aupadas por la luz cálida de una primavera comprometida.


domingo, 1 de junio de 2025

01679 Improvisado Vestido de Fiesta

 EFÍMERA VESTIMENTA


La tenue luz de atardecer ayudó a vestirse a unas despistadas nubes, que transitaban sobre mi cabeza de forma lenta y desordenada. Su efímera vestimenta, como de fiesta, contrastaba con un cielo, como de diario. Me pareció una bella estampa con la que terminar un día más de primavera, antes de regresar a casa y acabar regalando mi cansancio al sueño. Les deseé buen viaje, allá donde fueran con su improvisado vestido de fiesta. 


viernes, 30 de mayo de 2025

01678 Llama Sin Reserva

 LLAMADOR


Llama sin reserva.
Mi puerta, como mi corazón,
siempre está abierta.
Igual la casa no está recogida.
No es pereza,
es que ya no sé cómo ordenar tanta vida.

Llama cuando quieras.
Y si no estoy,
pasa,
siéntate y espera.

Seguro que no tardaré en llegar.
Mi casa, con sus recuerdos,
es lo único que me queda.
 


martes, 27 de mayo de 2025

01677 El Queso Brie

"EL REY DE LOS QUESOS"


Dicen que está considerado como “el rey de los quesos”. No seré yo quien diga lo contrario, pues me encanta. Habitualmente, siempre hay en el frigorífico de casa un triángulo o una rueda de este cremoso queso a la espera de una ocasión cualquiera para deleitarnos con él. Puede ser en una espera, en un aperitivo o como parte de algún plato. Su presencia siempre es satisfactoria.

Nunca olvidaré mi primer contacto con este queso tradicional francés. Hay que situarse en la década de los años 70 del siglo pasado. Fue en el Principado de Andorra, a donde de vez en cuando acudía con mi madre en la típica excursión de ida y vuelta en autobús. Una locura de viaje para recorrer tiendas y más tiendas en busca de aquella mercancía que no se encontraba en el lugar donde vivíamos o aquellos productos que se adquirían a un precio sensiblemente inferior al acostumbrado. Así, después de una intensa jornada, volvíamos a casa cargados de algunos licores, mantequilla, tabaco, alguna colonia o perfume, azúcar, chocolate, algún aparato de radio o un reloj de pulsera… y quesos. Quesos de mil formatos y sabores. Y de entre todos ellos, uno, nunca visto por mí, recubierto de un curioso moho blanco, me llamó la atención. Sin saber si nos gustaría o no, compramos uno, y ya lo creo que nos encantó. En nuestro desconocimiento, a aquel primer queso Brie, le quitamos, precisamente, su corteza blanquecina, para comernos solo su pasta blanda. Algún tiempo después, alguien nos hizo saber que la corteza también era comestible y que tenía un leve aroma a moho y champiñón fresco. Nunca más les quitamos la corteza.

El queso Brie es un queso elaborado con leche cruda de vaca y clasificado dentro de los quesos de pasta blanda. Recibe este nombre por la región geográfica francesa de la cual procede, la Brie, al este de París y es uno de los quesos más antiguos documentados del mundo.

Cuenta la historia, que por el año 774, el rey Carlos I el Grande, Carlomagno, camino a París fue agasajado en Brie con un queso por los monjes del lugar. El rey quedó tan impresionado con este queso, que solicitó un envío regular a palacio. “En poco tiempo, el queso Brie ya era muy famoso entre la realeza, quienes acostumbraban a utilizar como obsequio para agradar a las personas más influyentes de la época”. En 1814, durante la celebración del congreso de Viena se coronó como “el rey de los quesos”, donde participaron treinta embajadores europeos con sus respectivos quesos para llevar a cabo el concurso. Desde 1980 este queso tiene una denominación de origen protegida: Brie de Meaux.

Como he comentado con anterioridad, el queso Brie se puede degustar de diversas formas: crudo, derretido, acompañado de pan o de frutas y mermeladas, de frutos secos, en ensaladas, en rellenos de hojaldre… Es muy versátil. Por ejemplo, la propuesta que ilustra esta entrada, se trata de unas rodajas de queso Brie sobre unas regañas. Fue para un momento de espera junto a un vaso de sidra. Buena combinación. Por supuesto, la espera se hizo más llevadera.

 




domingo, 25 de mayo de 2025

01676 Las Tortillas de Camarones

 SABROSAS, FINAS Y CRUJIENTES


Desde que descubrí en mis primeras vacaciones en Andalucía las tortillas de camarones, de esto hace algunos años ya, se convirtieron en una de mis debilidades, ya no a la hora del aperitivo, sino en cualquier momento. Lo tienen todo; sabrosas, finas y crujientes.

Aunque se trata de un plato típico de la gastronomía gaditana, fue en Huelva donde las degusté por primera vez y me enamoré de ellas. En Cádiz, por lo que pude leer en su momento, se toma como tapa durante todo el año, si bien es en época de Carnaval cuando su consumo aumenta. Recuerdo que ese verano que las probé por vez primera, se convirtieron en una obsesión. No sé cuántas tortillas llegué a probar. Ya no solo en los bares a los que acudíamos como referencia, sino también en el apartamento. Aprendimos a cocinarlas rápidamente, siguiendo las instrucciones de una receta que cayó en nuestras manos, y está mal que lo diga, pero estaban de rechupete. Bueno, vale, las primeras que elaboramos dejaban algo que desear. Malmetiendo se aprende, pero pronto le cogimos el tranquillo a la mezcla de harina de trigo y garbanzos con camarones, agua, sal, cebolla y perejil.

De vuelta a casa tras las vacaciones, y dado que por estos lares conseguir camarones es casi una misión imposible, nos aficionamos a unas tortillas de camarones que ofrecía una famosa cadena de supermercados. Se podían comer, pero les faltaba la crujiente textura a la que nos habíamos acostumbrado en tierras andaluzas. De cualquier manera, por aquellos años, raro era el fin de semana, que no echáramos mano de las ofrecidas por el supermercado en cuestión para darnos un pequeño gran homenaje. No sé si todavía las seguirán vendiendo. Esa fiebre, como tantas otras, pasó a la historia. Ahora, si por esas casualidades de la vida, algo inhabitual por otro lado, vemos camarones en la pescadería, no nos lo pensamos dos veces. A por ellos que vamos y unas cuantas tortillas caen. Ya lo creo que caen. Y es que están de vicio.

La receta que a continuación comparto es la que cayó en nuestras manos en aquel primer viaje vacacional a tierras andaluzas.

Ingredientes: 150 gramos de camarones frescos, 100 gramos de harina de trigo, 100 gramos de harina de garbanzo, 50 gramos de cebolleta o cebolla muy picada, perejil fresco, 250 ml de agua muy fría, aceite de oliva virgen y sal.

Elaboración: Mezclar las harinas en un bol y añadir la cebolleta o cebolla y el perejil muy picado, una pizca de sal y los camarones. Verter el agua muy fría y remover hasta conseguir una masa ligera. Dejar reposar en el frigorífico durante media hora. Sacar del frigorífico y volver a remover. Calentar en una sartén grande abundante aceite de oliva y ayudados de un cazo, incorporar al aceite pequeñas cantidades de la masa y esperar a que cuaje, dándoles la vuelta para que se doren por ambas caras. Depositar las tortillas en papel absorbente de cocina y listas para consumir.