jueves, 4 de junio de 2020

00916 Los Chips de Tomate

ALGO CURIOSO


El pasado verano, contra todo pronóstico, y a fuerza de ilusión y esperanza, la producción de tomates del huerto familiar no se dio finalmente del todo mal, lo que nos permitió llevar este manjar a diario de la mata a la mesa y embotar algunas decenas de tarros en distintas versiones. De ellos hemos ido dando buena cuenta a lo largo del invierno para formular deliciosos platos.

El caso es que en una tarde de intensa y arremangada preparación de conserva, se fueron acumulando sobre la tabla de cortar de la cocina un interesante montón de peladuras de tomate cuyo destino hubiese sido la basura de no ser porque nos asaltó una pregunta ¿Se podrá hacer algo con las peladuras de tomate? Don Google seguro que tendría la respuesta. Encontramos varias sugerencias pero una, los chips de tomate, fue la que más nos entusiasmó.

Su elaboración es muy sencilla. Una vez obtenidas las peladuras tras escaldar los tomates, -en esta ocasión eran tomates de pera-, las disponemos sobre una bandeja de horno cuya superficie habremos recubierto con papel parafinado. A continuación introducimos la bandeja en el horno a ochenta grados centígrados hasta que veamos que los pétalos de tomate están totalmente deshidratados. Sacamos la bandeja del horno y freímos las peladuras en abundante aceite de oliva virgen muy caliente. Es aconsejable no freír muchas a la vez y no más de minuto y medio en el aceite cada tanda. Solo restará retirarlas a una bandeja con papel absorbente y sazonarlas con sal y orégano antes de servir.

Reconozco que las primeras que probé no acabé de encontrarles el aquel. Pero poco a poco me fui haciendo con ellas mientras veía en la televisión un partido de la Sociedad Deportiva Huesca. Cuando me quise dar cuenta no quedaban ni las miguitas. Espero volver a degustarlas y probaré a cambiar el orégano por la pimienta o el ajo. Me resultó algo curioso.


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