martes, 27 de noviembre de 2018

00871 La Calabaza

FRUTO DE LA CASUALIDAD


Mi gusto por la calabaza es reciente y fruto de la casualidad. Datará de hace cinco o seis años. Hasta ese entonces la ignoraba por completo. No contaba con ella para nada.

Fue en mi segundo año de huerto. La primavera en la que planté todo lo que se podía plantar en mi incipiente afición. Tomates, judías, lechugas en toda su variedad, pimientos, calabacines, sandías, melones.... de todo,  menos calabazas. Ya digo que las ignoraba.

Mis nervios incontrolados por tener huerto que cuidar me llevó a plantar antes de lo aconsejado. Y mira que fui advertido: "no plantes antes del 15 de mayo que todavía puede caer alguna helada". Pero ni caso. Yo a lo mío y a mis plantas. Helar no sé si heló ese año, pero frío hizo un rato, tanto que tuve que reponer alguna que otra planta.

Con el paso de los días el huerto comenzó a tomar forma y las plantas iniciaron su crecimiento a la par que mi ilusión. Todo parecía responder a la sabia naturaleza a pesar de mi torpeza. Aparecieron las primeras flores y tras ellas los primeros y diminutos frutos. Hasta los melones hicieron su aparición para mi regocijo. Pintaba bien la cosa, pero..... Un día observé que los ocho melones que yo tenía como tales no respondían a la fisonomía de esta fruta. Se habían tornado redondos y de piel tosca. Pensé que serían sandias, alguna que otra variedad. Pero no, con el paso del tiempo pude darme cuenta que se trataba de calabazas.  No daba crédito. Cuando compré las plantas me las dieron,  y así rezaba el letrero, como "melón, piel de sapo". 

Le conté a un amigo, que de esto sabe más que algo, lo sucedido y con una pícara sonrisa me preguntó si los "melones" los había plantado antes o después de los fríos. Le contesté que antes. La respuesta, que por los tecnicismos empleados no sé ahora reproducir, no se hizo esperar. Más o menos me vino a decir que esto puede ocurrir, ya que a determinadas plantas de melones para que resistan a los fríos, se les injertan semillas de calabaza, "primas lejanas de los melones", de esto sí que me acuerdo, y que en según qué casos, podía llegar finalmente a prevalecer la calabaza.

El caso es que me encontré en el huerto con cerca de una decena de calabazas. No me hizo mucho gracia, pero ya que estaban, decidí sacarlas adelante. Se hicieron de un buen tamaño y llegado el uno de noviembre las saqué del huerto para llevarlas a una reunión familiar, con celebración de halloween incluida. Las vacié, les hice ojos y boca a cada una de ellas, no sin antes dejarme los dedos en el intento y producirme varias heridas, y las decoré para disfrute de nuestra chiquillería.

Mi horror de la tarde noche me sobrevino cuando vi en un recipiente la gran cantidad de carne que había salido de las calabazas. ¡Qué hacer con ella! ¡Cómo prepararla si era la primera vez que me enfrentaba a ella! Y el personal, ¿qué cara pondría? Hice una llamada, tomé buena nota de lo que me dijo y preparé para cenar un puré de calabaza. Una vez elaborado, lo serví en los platos y..... ¡Sorpresa! ¡Unanimidad! Incluso hasta hubo quien repitió. Ciertamente, estaba delicioso.

Desde ese día, la calabaza ya no me es ajena sino que acompaña a mi dieta con bastante frecuencia, incluso fuera del clásico puré. Y todo gracias a  una casualidad.


No hay comentarios:

Publicar un comentario