martes, 7 de agosto de 2018

00772 La Panceta

A LA BRASA

Que digo yo, que tomarla de vez en cuando no puede sentar mal. Si además está cocinada en unas buenas brasas, no en unas brasas cualesquiera, sino en unas brasas hechas a conciencia, mimadas y reposadas, nada pernicioso puede traer.

Por otro lado, si para que no se encuentre sola y triste la acomodamos sobre una rebanada de pan tostado ligeramente en la misma brasa y frotamos sobre él un ajo y le añadimos un buen aceite de oliva y sal, digo yo que en peores plazas habrá toreado. Y si para rematar la faena, la acompañamos con un buen vaso de vino, bueno dos, que no contaba con el anónimo y cosechero, hasta puede que se encuentre  más feliz y distraída.

Y por añadir algún argumento más, si llega a tu alcance de forma improvisada, en una noche placentera, para dar cumplimiento a un encuentro entre amigos, entre risas, cantos y brindis, cómo puede remorder la conciencia.

Ah, bendita panceta! Con lo rica, buena y apañada que eres. Eso sí, con moderación, para no liarla.


No hay comentarios:

Publicar un comentario