sábado, 4 de agosto de 2018

00767 Las Tarjetas Postales

CON TODO SU ENCANTO


Raro es el día que salgo a la terraza de casa y no capturo una instantánea, bien con el móvil,  bien con la cámara fotográfica, llamado por las luces sobre un paisaje familiar, aprendido y reiterativo. Es como un tic diario, como una manía sobrevenida. Todas tienen un algo especial y personal. Miro la amplia colección que tengo de ellas y me da la impresión de que son, salvadas las diferencias profesionales, como tarjetas postales.

Hacía tiempo que no escribía estas dos palabras seguidas, tarjetas postales. Como tantas otras cosas creo que han caído en desuso. Recuerdo que llegué a coleccionarlas. Eran como mis pequeños testigos de los lugares por los que transitaba. Y a través de ellas me gustaba hacerles llegar mi recuerdo a mi gente querida. Bastaba con un simple, "Besos",  desde tal o cual lugar o una invitación a que lo conocieran. Era como un ritual. Llegar al destino, adquirir unas postales y enviarlas a sus destinatarios a continuación. También me gustaba guardar las que recibía. Llegué a coleccionar cientos. La última vez que las vi, fue en el trastero, ese lugar que todo lo soporta, atadas en paquetes por unas gomas elásticas verdes y rosas. No les hice mucho caso, la verdad. Con saber que allí seguían y que habían sobrevivido a los traslados, me fue más que suficiente.

Ahora ya no se estilan. Es una lástima.Tenían su encanto. Han sido sustituidas por el wasap: más barato, más cómodo y el motivo enviado, más personalizado. Con todo, todavía sigo comprando alguna que otra postal. No para enviarlas, sino para recordar. Sobre todo, postales de interiores de museos en los que no está permitido hacer fotografías o alguna que me llame la atención en los expositores de postales que todavía frecuento.

Aprovechando este recuerdo, igual me animo y rescato por unas horas las postales del trastero. Será curioso comprobar lo que en  ellas está escrito, observar cuánto hemos cambiado y cómo se han transformado esos lugares desde aquella primera visita realizada. Las postales, al fin y al cabo, son testimonios de un antes al que le aguardaba un después inesperado.


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