jueves, 2 de agosto de 2018

00764 El Pan de Moños

DE TRES MOÑOS

Me encanta el pan, me pirro por el pan, estaría todo el día comiendo pan, me enloquece el pan.... aunque ahora apenas lo coma. No entendía la vida sin el pan, hasta el punto que si en una comida, por la razón que fuere,  no estaba presente este alimento, era como si no hubiese comido. ¡Qué cosas!

Hace unos años me puse a régimen y entre los alimentos "prohibidos" se encontraba el pan. El resto de alimentos no permitidos me daba lo mismo, pero el pan... Los primeros días tengo que reconocer que lo pasé fatal, sobre todo cuando relacionaba algunos alimentos con él. Llegué casi a dar al traste con el régimen. Pero uno se acostumbra a todo, hasta de pasar de comer pan. Tanto es así, que transcurridos ya algunos años desde aquel entonces, prácticamente ha desaparecido de mi dieta diaria. Eso sí, los fines de semana que no falte por si me apetece darme algún capricho. Y además, que sea bueno, bueno, de masa madre si es posible o algún pan caprichoso. También, si como fuera de casa y el pan que sirven es apetitoso, a por él que voy sin más miramientos.

Es lo que me sucedió recientemente en una comida en la Venta del Sotón. Me puse de pan como el kiko. De ajo, de pueblo, crujiente y de moños. Al ver el pan de moños no pude dejar de recordar la panadería que había, no sé si existe todavía, cerca de casa de mis padres, en la calle San Lorenzo. Elaboraban un pan delicioso, de pecado mortal. Para mi madre y para mí, la barra o las dos barras caían diariamente. Como digo, mi relación con el pan era tremenda.  Y si venían mis hermanos algún fin de semana, dos panes de moños crujientes por fuera y de suave y esponjosa miga por dentro. De uno o de dos kilos. No he vuelto a probar otra cosa igual.

Por cierto,  el pan de moños es típico y originario de la Hoya de Huesca. No recuerdo haber visto en panaderías de otras zonas geográficas este tipo de pan y eso que he visitado obradores. Se caracteriza por su corteza un poco más dura y su masa algo más compacta que la del pan común. De larga fermentación y buena aportación de masa madre. Su peculiar forma le permite aguantar más su humedad interior y le protege para que no se seque. Aunque es preferible comerlo en el día, o de un día para otro, el tipo de elaboración permite una conservación más larga de lo habitual en un pan.



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