miércoles, 1 de agosto de 2018

00760 Los Cogollos con Anchoas

UNA PAREJA PERFECTA

Ya tenía ganas. Desde que los adquirí en mi querida Huerta Barbereta soñaba con este delicioso momento. Los he visto crecer, no a todos Algunos no pasaron ni una sola noche en el huerto. A algunos pájaros les gustan tanto como a mí, tanto es así que tuve que incorporar una segunda plantación escondidos entre borrajas, acelgas y tomateras para que estuvieron fuera del alcance de su vista.

Cuando empezaron a tomar forma até sus hojas uno por uno y esperé al día señalado por la naturaleza. Al sacarlos de la tierra me dio la impresión de que me estaba llevando un tesoro, un preciado bien.  Al hacer este tipo de consideraciones hay quien dice que soy un exagerado y muy "tremendo". Puede que tenga razón. Puede que sea más apropiado y rutinario decir que planté unos cogollos, que  los fui regando, que crecieron, que los arranqué,  que me los he comido y que no estaban mal. Creo que voy a seguir apostando por mi "tremendismo", me resulta más apasionante.

Fue para cenar. Había que acompañarlos con algún otro alimento. Hubiera sido suficiente per sé, con su identidad y sabor propio, pero quería duplicar el disfrute de ese momento. Así que me dirigí al frigorífico y me hice con un bote de anchoas de Santoña. La combinación no puede ser más sensitiva y delicada. Las hojas del cogollo se deshacían en la boca con un dulce sabor en contraposición al salazón de la anchoa. 

Una pareja perfecta, para una perfecta cena, que dio cumplimiento a un sueño perfecto.





No hay comentarios:

Publicar un comentario