sábado, 23 de junio de 2018

00732 Los Milhojas

DE CREMA O NATA

Antes de dejar constancia de mi gusto por el milhojas, quiero traer hasta aquí el encuentro que recientemente tuve con un amigo fiel seguidor de esta aventura vital. Fue casi ya en la despedida cuando me dijo: "Oye, para no ser un forofo de los dulces, ya has dejado tu gusto por unos cuantos". Sí, es verdad, le contesté. No soy goloso, ni doy un paso por un pastel, tarta o producto de repostería, pero cuando tengo delante de mi alguna buena y exquisita elaboración pastelera, soy el primero en ir a por ella. El dulce no lo echo en falta en las  comidas, ni pienso en él a la hora de preparar un menú, pero si está y además está bien elaborado, no lo desprecio e incluso lo agradezco. También es cierto, que si hay invitados en casa a comer o  cenar, para redondear el encuentro, sí que me gusta cerrarlo con algún postre dulce, acorde a los gustos de los invitados. O por el contrario, cuando soy invitado a un domicilio, me gusta presentarme con algún producto de pastelería que sé que va a gustar. Y en este sentido, de buenos postres dulces, tengo un buen listado que me agradan y que van saliendo a relucir en este blog.

Dicho esto, es momento de meterle el diente a otra de mis debilidades en materia de dulces: el milhojas. Como digo, no acostumbro a degustarlo con frecuencia, pero si se me cruza en el camino... me parece de auténtico festival. Me da lo mismo que sea de nata o de crema pastelera. Solo pido que esté bien hecho, crujiente y que no se deshaga al primer mordisco, que de estas ya he tenido alguna que otra nefasta experiencia.

Aunque me gusta extasiarme con los escaparate de las pastelerías, hay auténticas joyas expuestas, no acostumbro a entrar a comprar, salvo que vea alguna elaboración del catálogo de mis debilidades y se convierta en antojo. A saber, merengues, pasteles de manzana, fritos o brevas de crema y los protagonistas de esta entrada: los milhojas. Memorables milhojas son los que compraba en la Pastelería Ascaso de Huesca y los que he llegado a comer en la localidad cántabra de Torrelavega en no sé que pastelería. De vicio.

En una ocasión intenté hacer en casa un simulacro de milhojas siguiendo una "fácil" receta y resultó todo un "estropicio". Ya lo dice el refrán: "Zapatero a tus zapatos".

No hay comentarios:

Publicar un comentario