miércoles, 23 de mayo de 2018

00698 La Tarta de Queso

UNA DEBILIDAD MÁS

La tarta de queso es una de mis muchas debilidades gastronómicas. Ya he comentado en alguna ocasión, que sin se muy amigo del postre, como se ponga de por medio una tarta de queso, allá que voy. La que hoy traigo hasta aquí, si la memoria no me falla, la aprendí a elaborar en los inicios de mi gusto por la cocina. Me enseñó a hacerla mi cuñada/hermana Ana junto a otra tarta de queso cuya receta he perdido y que tengo que recuperar pues era deliciosa y me apetece recuperar su sabor.

La tarta que propongo es deliciosa, sencilla, rápida y seguro que la conoceréis. Cuando la hago para casa o la llevo a alguna reunión de amigos desaparece en un visto y no visto. Sus ingredientes: Dos docenas de galletas María, 200 gramos de mantequilla, una terrina de queso cremoso "Philadelphia" o similar, 300 gramos de queso fresco, un sobre de gelatina de limón en polvo, un poco de leche y un bote de mermelada de fresa.

En primer lugar hacemos la base de la tarta. Para ello, trituramos bien trituradas las galletas y derretimos la mantequilla que añadiremos a las galletas para compactar sobre el recipiente en el que vayamos a hacer la tarta. Hecha la base, introducimos en un vaso de cocina el queso cremoso y el queso fresco. En un cazo calentamos un poco de leche, la suficiente para diluir la gelatina de limón, y la incorporamos a los quesos depositados en el vaso de cocina. Ayudados de un brazo de cocina mezclamos bien hasta que nos quede una crema líquida y vertimos con cuidados sobre la base de galletas. Introducimos al frigorífico por espacio de unas cuatro horas o hasta que veamos que la tarta queda bien compacta. Antes de servir, cubrimos la tarta con la mermelada de fresa o el sabor que más nos guste. Se puede acompañar para completar la faena con una bola de helado de vainilla. Y a triunfar.

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