viernes, 18 de mayo de 2018

00693 La Quesada

PASIEGA

Ya he comentado en alguna ocasión que no acostumbro a tomar postre tras la comida al igual que he dejado escrito que no soy muy de dulces. Pero, ay amigos, como se me pongan por delante tartas de queso, quesos, algún postre casero o una quesada pasiega... rompo mi costumbre.

Nunca la he elaborado a pesar de que dicen que es muy sencilla su preparación. Será una manía, pero hay determinados alimentos que me gusta tomarlos en su lugar de origen, en su entorno y en su paisaje. Y la quesada pasiega es uno de ellos. La que ilustra esta imagen la tomé en un restaurante en las cercanía de Escalente. Después de una opípara comida, mi intención era ir directamente al café americano, pero escuché la palabra "quesada" y no tardé ni un suspiro en cambiar de opinión. Y allí que me metí entre pecho y espalda una deliciosa quesada pasiega casera acompañada de una mousse de limón, a la que tampoco le hice asco alguno. La quesada estaba deliciosa, suave y cremosa. Hacía tiempo que no la comía con lo que mis parabienes se multiplicaron por dos. Me pareció una forma magistral con la que poner fin a una singular comida. Hubiera repetido, sí, lo reconozco, pero rechacé el pensamiento nada más idearlo. Templanza, Fernando, templanza, me dije.¡Qué cosa más deliciosa!

La quesada pasiega es uno de los postres típicos de la gastronomía cántabra, nacido en los valles pasiegos. Está hecho a base de leche de vaca cuajada, mantequilla, harina de trigo, huevos y azúcar. Se suele aromatizar con ralladura de limón e incluso con canela.




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