lunes, 23 de abril de 2018

00668 Imaginar Caras de Felicidad

INUSITADA ALEGRÍA

Mi Iphone me transmite que de memoria va justito y que espabile, que le libere de imágenes, videos, y si es posible, que elimine alguna que otra conversación de was. Vamos, que en cualquier momento me dirá directamente que pasa de mí. Así que voy a ser obediente y dedicaré unos minutos a ello.

Empiezo por el was, y sí, es verdad, tiendo a eliminar pocas conversaciones. Esta, esta, esta otra, y un par de grupos bien activos. En cuanto a los vídeos, muchos de ellos ni los he visionado. Algunos son muy largos, "vídeos pereza", así los llamo. No dudo de su calidad, ni de su contenido,  ni de su puesta en escena, ni de su mensaje, pero no encuentro nunca esos tres, cuatro e incluso cinco minutos para prestarles atención. Lo siento, pero "sí deseo eliminar este vídeo".

Ya por último, las imágenes. Hace poco hice limpia y no sé cómo, vuelvo a tener 2.093. Las descargo al ordenador y desde aquí haré la selección. Mientras van pasando reconozco encuentros familiares, el fin de semana en Escalante, Cantabria, unos huevos fritos, chistes y memes, paseos por la Sierra de Guara, otros huevos fritos, playas, acontecimientos profesionales en Sariñena, viajes recientes de amigos, elaboraciones gastronómicas, más huevos fritos, nevada en Huesca y Los Monegros, plantas y flores, y sí, más huevos fritos con patatas y jamón.

Media docena de imágenes de huevos fritos enviadas por otros tantos remitentes. De algunos sé el motivo del envío, de otros, simplemente, las han enviado junto a un "buenos días, iniciamos bien el día" o "si te apetecen, todavía estás a tiempo". Miro las imágenes atentamente y estoy en condiciones de afirmar, que pocas hay en un plato que alegren más la vista y el espíritu que unos huevos fritos en compañía de algún predicamento y sus correspondientes patatas fritas. Y hasta puedo imaginar la cara de felicidad de los autores de las fotografías. Porque unos huevos fritos no se comen con desgana, se hace con alborozo e inusitada alegría, como si de una fiesta se tratara. No es cualquier cosa. Se trata de unos huevos fritos, de la humildad gastronómica hecha deleite y satisfacción.

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