viernes, 6 de abril de 2018

00657 La Planta de las Vacaciones

CARPOBROTUS EDULIS


Sobre la bocina he encontrado el nombre de esta planta, carpobrotus edulis, aunque yo hace muchos años que la bauticé como "la planta de las vacaciones". También es conocida como "uña de gato". De porte rastrero y suculento está considerada como invasiva.

La conocí hace algo más de veinte años en mis primeras vacaciones en Santander. Me pareció por aquel entones una planta muy atractiva, sobre todo por sus coloristas flores rosáceas, violetas, anaranjadas, rojas y amarillas, dependiendo de la playa en la que se encontrara. Me resulta difícil reproducir las sensaciones que sentía con el mar al frente y colándose por los laterales de  mi campo visual, como pequeñas centellas, los inesperados colores de la planta.

Cuando me dejé caer por Huelva, la carpobrotus edulis, al final acabaré por aprenderme su nombre, también acompañó mi tiempo de desorden veraniego. Lo mismo ocurrió en Portugal, en el Algarve, y en la isla de Cerdeña. Es obvio por qué decidí un día asociarla a mis vacaciones.

He intentado en varias ocasiones que se viniera a vivir a la terraza de casa, pero no le ha gustado el clima oscense. Llegaban a tomar tierra y cuando parecía que la cosa prometía, llegaba el invierno y con él, la desaparición de la planta. La dejé por imposible, aunque como cabezón que soy, el año pasado por estas fechas "importé" de Cerdeña varios ejemplares que planté nada más llegar a casa. Y como marca el guión, aguantó bien hasta diciembre. Empezó a amarillear su porte suculento, si bien algunos tallos aún plantaban fuertes.


Este último fin de año lo pasé con mi gran y numerosa familia en Enciso, una pequeña localidad riojana próxima a Herce. Antes de llegar a Enciso y a la salida ya de Herce, estacioné el coche junto al letrero indicador de la localidad para hacerme una fotografía con mis hijas bajo nuestro apellido. Y, ¡oh, sorpresa!, la cuneta de enfrente estaba plagada de carpobrotus ediles con flores rosas. Era la primera vez que veía "mi planta de las vacaciones" fuera de un hábitat playero. No lo pensé dos veces y con sumo cuidado me hice con tres tallos y sus saludables raíces. De vuelta a casa, lo primero que hice antes de devolver el equipaje a su armario fue plantar las tres carpobrotus en el hueco que fueron dejando sus compañeras de Cerdeña. Imaginé que si se habían adaptado al clima riojano, por qué no iban a hacer tal cosa en el oscense.

Han pasado cuatro meses desde entonces y allí está "mi planta de vacaciones" tiesa y lozana,  junto a la de Cerdeña,  en su condición de "invasora". Ya no se ve tierra, solo unas hojas verdes y carnosas, orgullosas de mi asombro y satisfacción. Puede que sea pedir mucho, pero ahora me gustaría que me obsequiaran con alguna flor, de esas como las que acompañan mis vacaciones.






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