miércoles, 14 de febrero de 2018

00641 Regresar a Casa

DECIR GRACIAS

Ya está todo hecho. Al menos así lo creo, aunque siempre me queda la sensación de que me falta algo por hacer. Mientras recojo repaso lista. He esquivado un par de golpes bajos y saltado alguna que otra zancadilla, mis propósitos siguen firmes, he tendido la mano a quien me la ha solicitado, me he puesto en otros pellejos para entender el sentir de otras pieles, he despistado al desánimo y le he dicho a la soledad que no estaba, he apagado las luces y puesto la alarma, he aprendido de otro reír, llevo los cordones atados y anotado tres frases nuevas, la paciencia e impaciencia siguen conmigo, he confesado mi ignorancia y realizado un par de llamadas para decir te recuerdo, me he tocado el corazón para comprobar que latía, he aplaudido un gesto y hasta leído un poema. Con todo, me sigue quedando la sensación de que me dejo algo por hacer.

Vuelvo a repasar y creo que ya está todo por hoy, solo me queda regresar a casa. Volver al punto de partida, recuperar ese momento en el que me quité las zapatillas. Calzarlas de nuevo para pisar un suelo seguro y de cobijo. Todo está bien. Se hace necesario que todo esté bien. Afuera hace frío. Lo puedo leer en el cielo entre las líneas de un colorido atardecer. En casa se está bien. Lo puedo percibir por las risas, los pasos descalzos, los sonidos de diario y un olor que reconforta mi ser.

Desde el sillón miro tras los cristales cómo el cielo se ruboriza en bello espectáculo. Mientras tanto, en casa, los minutos del día vencido pasan, pasan y pasan como si no importaran nada. Todo está bien. Hasta el silencio se encuentra a gusto y bien.

Vuelvo a repasar... y sí, me faltaba algo; decir gracias.





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