jueves, 26 de octubre de 2017

00569 La Flor del Azafrán

Y EL AZAFRÁN


Me la encontré por el campo un día de otoño, en un caminar pausado. Seguramente no será la más bella entre su especie, pero me gustó el impacto que produjo en mis ojos, su color, su pervivencia en un lugar tan inhóspito y a desmano. Y sí, me pareció bella entre tanta piedra que la rodeaba. Me solidaricé con su soledad y compartí por unos instantes con ella la mía. Allí se quedó, en medio de la nada, bajo un sol que parece que le apetecía. Tomé una sola instantánea en recuerdo de aquel efímero encuentro.

Conocido como el "oro rojo", el azafrán resulta ser un buen aliado en la cocina. Sus estigmas aportan un delicado sabor y un atractivo color. Combina muy bien con legumbres, arroces, pastas, verduras, carnes, pescados y paellas. Nunca hasta hace pocos meses había probado una paella con la presencia del azafrán. Fue mi amiga Chus quien nos la ofreció en un encuentro familiar. Me resultó algo delicioso y difícil de olvidar. Tanto que anoté ese día y esa combinación en la activa libreta de mi memoria. Otro día compartiré una receta que me fascina: las berenjenas rellenas de bechamel y azafrán. Solo escribirlo se me saltan las lágrimas.

Leo que en la cocina medieval de la Corona de Aragón, en parte por ser la única especia no importada, junto con las hierbas silvestres como el tomillo o el romero, era la más frecuente en todos los recetarios. En la literatura griega y romana se cita con frecuencia, destacando el importante papel que el color y el olor del azafrán tuvieron en la vida refinada de la antigüedad clásica. Se teñían de azafrán los vestidos de fiesta y se esparcía azafrán por el suelo de las salas donde se celebraban festines. También solían rellenarse de azafrán los cojines.

También leo que se necesitan entre 180.000 y 200.000 flores de azafrán para lograr un kilo de azafrán puro y que el precio del azafrán en España rondaba los 5.000 euros el kilo.

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