viernes, 6 de octubre de 2017

00546 Los Salmonetes

DE FANGO Y DE ROCA


Dicen que es cosa de la edad el cambio de tendencia y que apetezca más el pescado que la carne en la dieta diaria. Y puede que así sea. Desde hace algunos años vengo observando que la carne la miro con poco énfasis y que ya no me atrae tanto como antes. También es cierto que nunca he sido de los que se vuelven locos por un chuletón de kilo ni por la carne sin límite. Me ha gustado pero con discreción. Ahora la consumo de forma esporádica, en eventos o momentos puntuales. Ahora me seduce más el pescado, lo disfruto más.

Hoy me acompaña el salmonete, una de mis muchas debilidades en materia de pescado. Enharinados y fritos, sin más complicaciones. Que nada oculte ni disimule su sabor único e inconfundible.

Se trata de un pescado semigraso y con este nombre se designan a dos especies: el salmonete de roca, "Mullus surmuletus", y el salmonete de fango, "Mullus barbatus", siendo el primero más apreciado por su sabor y la textura de la carne. El salmonete de roca es de mayor tamaño que el de fango, pudiendo llegar a medir hasta 40 centímetros.

De color rosado, cuentan que era uno de los pescados más apreciados por los romanos, que los servían vivos en copas para ver como cambiaban de color al morir. Color, por otro lado, que varía según la época del año y la profundidad en la que habita.

Su composición nutricional es muy valorada; proporciona menos de 100 Kcal por cada 100 gramos, y aunque su contenido proteínico no es muy elevado, proporciona todos los aminoácidos esenciales. Además de las vitaminas del grupo B que contiene, proporciona minerales como el magnesio, fósforo, potasio y yodo, este último en mayor proporción que otros pescados.




No hay comentarios:

Publicar un comentario