domingo, 1 de octubre de 2017

00540 El Bocadillo de Calamares Bravos

"EL CALAMAR BRAVO"


No se trata de un bocadillo más; es el bocadillo del regocijo. Hacía muchos, muchos años que no lo probaba y parece no haber pasado el tiempo por él. "He caído en sus redes" de forma casual e improvisada y me ha transportado a mis tiempos de internado en los Corazonistas de Zaragoza. A esos fines de semana después del cine, y siempre y cuando las notas escolares no impidieran lo contrario, que los hermanos corazonistas nos dejaban a los internos un par de horas de asueto que distribuíamos entre los almacenes Sepu, los paseos por Independencia,  y si había algunas pesetas en los bolsillos, cosa poco habitual, comer un bocadillo en el "Calamar Bravo", que si mal no recuerdo se ubicaba en la calle Juan Moneva. Lo más de lo más. 

No sé si es un bocadillo excepcional o no. A mí así me lo parecía, igual que ahora que le he vuelto a hincar el diente. Pan blandito y esponjoso, no puede ser de otra manera, generosos calamares enharinados y fritos, y abundante,  y también generosa,  salsa mayonesa con su correspondiente picante. Así lo recordaba y así son ahora los bocadillos en la nueva ubicación del establecimiento hostelero en la calle Cinco de Marzo.

Bocadillo de grato recuerdo e ingesta pausada y controlada, con el fin de evitar "lamparones" no deseados. Y mientras esto sucede, la infancia viene a buscarme. Me relamo y limpio en cada bocado. Y me recuerdo, si en otra ocasión se da la circunstancia, de ir sin barba y bien afeitado. Bigote y barba no son buenos aliados con el bocadillo nombrado.




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