lunes, 19 de septiembre de 2016

00365 La Ventresca

DE BONITO O ATÚN


No siempre es sencillo encontrar ventresca,  ya sea de atún o de bonito, en nuestro supermercado habitual de tierra adentro, y si alguna  vez la vemos en la pescadería, rápidamente le echamos el "anzuelo". En casa nos gusta a todos. De sencilla y rápida elaboración, no más allá de una veintena de minutos, y fácil de amigar con un buen número de acompañamientos.

Su exquisitez viene dada por su proporción de grasa, con un sabor mucho más intenso que el resto del pescado, la textura de su carne gelatinosa y su peculiar laminado. Cuando hacemos ventresca al horno siempre suele quedar algún trozo que gustosamente consumimos laminado al día siguiente en ensalada o con unos pimientos asados y sus correspondientes ajos fritos o con cebolla de Fuentes, sal y un buen aceite.

Conozco varias formas de hacer la ventresca al horno, según he ido aprendiendo. Aunque la base es la misma, su elaboración sólo se diferencia en pequeños detalles en forma de ingredientes y  a modo de toque personal. En mi caso, no me complico demasiado la existencia. Limpio bien la pieza quitándole una telilla de piel amarilla o verdosa que puede dar un sabor amargo e intento quitarle el máximo de espinas posibles. Una vez aseada, coloco la ventresca en una fuente de asar con la parte de la piel hacia abajo. Sazono la pieza y vierto sobre ella dos o tres dientes de ajo laminado y un buen chorro de aceite. De esta guisa introduzco la fuente en el horno a 200 grados por espacio de 20 minutos. Hay que tener cuidado de que no se nos pase de horneado y resequemos las pieza. Lo mejor es que cuando empiece a tomar color, apaguemos el horno y dejemos que se atempere.

Si dispongo de algo de tiempo y la premura no me pisa los talones, me gusta acompañarla con una buena ración de cebolla pochada. La ventresca la preparo como he comentado con anterioridad y pongo a pochar cebolla que coloco sobre el pescado una vez sacado del horno y antes de presentarlo a la mesa.

Según he podido leer, la ventresca tiene un alto contenido en proteínas y aporta ácidos grasos poliinsaturados, idóneos para reducir los riesgos de enfermedades cardiovasculares. Además, contiene fósforo, vitaminas B6, B12 y vitamina D.




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