martes, 6 de septiembre de 2016

00353 Las Tiras Diablillas de Calabacín

UNA CUESTIÓN DE TOZUDEZ


Desde hace algunos días tenemos un nuevo compañero en la cocina. Fue Loreto quien le invitó a formar parte de nuestro menaje tras la insistente curiosidad manifiesta que habíamos mostrado hacia él. No sé ni siquiera su nombre real. He mirado en google y cada cual se refiere a él de distinta manera: spirelli, cortador de calabacín, cortador de espirales, cortador para hacer fideos... Como no hay unanimidad,  en casa hemos decidido llamarle "el 'cacharro'  para hacer fideos de calabacín que compró Loreto". Ya sé que es un nombre largo para lo pequeño que es, poco práctico para su practicidad y con poco glamour, que por otra parte tampoco lo tiene.

El caso es que el día que llegó a casa a todos nos entraron unas ganas incontenibles de comprobar su efecto. Dio la casualidad de que había en casa unos hermosos calabacines que me había regalado mi buena amiga Noemí, según me dijo, de la huerta de su tío de Ayerbe. La primera idea era probar una receta sacada del fantástico recetario de cocina del blog de mi sobrina Gloria, pimenterodecolores. Por cierto, no me cansaré de repetir que es del todo recomendable, sugerente, original y apetitoso. Se trataba de hacer unos espaguetis de calabacín al pesto, pero no teníamos todos los ingredientes necesarios. Lo lógico era haberlo dejado para mejor ocasión. Pero no, me salió mi vena tozuda aragonesa. Había que probar el invento sí o también. Así que recurrí a mis incansables ayudantes de cocina que no son otros que el ajo y la cayena.

Hacer los espaguetis de calabacín fue del todo divertido. Al principio,  y por la falta de experiencia, salieron mini espaguetis. No tardamos en conseguir que fueran largas tiras de calabacín para nuestro asombro. Una hortaliza fue suficiente. Era de tamaño agradecido. En una sartén vertí un buen chorro de aceite de oliva y cuando comenzó a calentarse incorporé tres dientes de ajo cortados y cuatro cayenas, tres enteras y una machacada. Sazoné con sal los espaguetis y los deslicé sobre la sartén. Unas cuantas vueltas con una cuchara de madera y antes de que las tiras de calabacín comenzaran a soltar su agua, recordar que el 95% de esta hortaliza es agua, retiré la sartén del fuego.

Nos gustó el invento y la combinación de sabores. De hecho, no quedó ni un triste espagueti para el recuerdo. El nombre que le dimos al plato, "Tiras Diablillas de Calabacín", no tiene mayor secreto. Resultaron estar deliciosamente picantes.













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