miércoles, 27 de abril de 2016

00272 Las Prímulas

FLOR DE LA JUVENTUD


Han sido las últimas en llegar a nuestra terraza. Lo han hecho con fuerza y poderío. Se dejan notar. No pasan desapercibidas, y aunque en menor número, ocho a dos, se disputan con los pensamientos la atención y el colorido a la espera de que otras flores despierten en la primavera.

Nunca hasta ahora habíamos tenido prímulas. El nombre de por sí me parece sugerente, delicado  y atractivo. Pri-mu-la. Al descorrer las cortinas de los ventanales del salón por los que se accede a la terraza, son las primeras en dar la bienvenida con su color nazareno que con el tiempo se está tornando en violáceo y hasta rosado. Me entretengo en admirarlas y en ver como cada día se van sumando nuevas y diminutas flores, nuevos pompones de pequeñas satisfacciones. De momento son agradecidas. Avisan cuando tienen sed. Su general abatimiento es la señal inequívoca de que quieren agua. Es entonces, humedecer su tierra,  y a los pocos minutos venirse arriba para volver a enseñorear con su presencia y figura.

Leo que en el significado de las flores esta flor es la de la juventud. Según su color, puede significar pureza en el amor si ésta es blanca. La flor azul, amor dulce, y si es malva, inocencia. Se conocen unas 550 especies.

Por cierto, hoy todavía no nos hemos dado los buenos días.








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