miércoles, 13 de enero de 2016

00210 La Quietud

SOSIEGO

Me atrae y reclama como el aceite al pan. Nunca hubiera podido imaginar la necesidad que en ocasiones siento de adentrarme en paisajes e imágenes que me brinden la serenidad y el sosiego que yo no sé encontrar. Y más ahora que mis ilusiones y fuerzas flaquean en medio de un tiempo convulso; excesivo y preocupante tiempo convulso.

Gusto por las imágenes y parajes serenos aunque estén exentos de belleza extrema. Rincones que guarden serenidad y equilibrio en su desbordante y natural quietud capaces de abstraer mi atribulada razón. Estampas sin palabras ni sonidos, sin laberintos ni recuerdos que permitan latir a mi corazón sin sobresaltos. Tan desconocidas y desubicadas que hacen sentirme como su alma gemela.

Hermosa quietud la de los campos en espera, la de los olivos en espera, la de las carrascas, la del surco también en espera. Mano a mano con el silencio y la dulce presencia de un sol sin distingos. Nada es exagerado, todo se hace suficiente ante una mirada empeñada en tejer no más de tres suspiros. Es entonces cuando la vida se vuelve a arrimar despacito, casi de puntillas, para saborearla sin dolor y sin inquietudes.





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