lunes, 2 de noviembre de 2015

00162 Las Borrajas

MEJORA EL ÁNIMO

Se dice de ella que es una planta humilde y poco conocida que crece en lugares de tierras fértiles y húmedas y que se reconoce con facilidad por los pelillos que cubren sus tallos y sus hojas, así como por sus flores de color azul, rosado o blanco.

Leo que el nombre de borraja, según algunos historiadores, deriva del vocablo latino "borra", que significa "pelo", por la cantidad de pelillos que cubre toda la planta. Otros autores afirman, sin embargo, que el nombre de esta verdura procede del árabe, "abu rash", que significa, "padre del sudor", en referencia a las propiedades sudoríficas de la planta, en particular sus flores.

Se trata de una verdura con interesantes propiedades nutricionales gracias a su riqueza en vitaminas, minerales y ácidos grasos. Entre sus múltiples beneficios, destacar su riqueza en potasio que la convierten en ideal tanto para casos de retención de líquidos como para eliminar las diferentes toxinas  que se acumulan en el organismo. Antaño era habitual comer borraja cuando las personas se sentían débiles o con bajo ánimo. Esto es debido a que su contenido nutricional favorece y estimula la adrenalina, ayudando por consiguiente a mejorar el ánimo.

En la actualidad, en países como Francia e Italia, la borraja se considera una verdura de lujo y los platos donde es protagonista se presenta como una auténtica especialidad en restaurantes de prestigio. En la mayor parte de España, salvo en Aragón y Navarra,  es una verdura desconocida.

Una extensa entrada para significar que la borraja se encuentra a la cabeza de mis verduras favoritas antes de conocer su origen, significado y propiedades. A su característico sabor no puedo dejar de  unir un buen número de gratos recuerdos. La verdulería de "tía Laura", en la calle San Lorenzo,  donde comprábamos los productos nacidos en  huerta oscense bajo el esmerado cuidado de su marido Andrés. Allí íbamos en el día a día. Allí acudían mis hermanos antes de dejar Huesca y volver a sus destinos de acogida. Visita obligada para cargar de todo un poco, pero sobre todo, borraja; verdura por aquellos entonces prácticamente desconocida fuera del terruño. Oigo la palabra borraja y añado las de disfrute y felicidad, porque así fueron los dos años en los que tuve la fortuna de dedicar mi tiempo de ocio a un huerto y donde la borraja fue una de mis mejores aliadas.

Hervir la verdura y servir con aceite y ajos fritos. Así de sencillo.  Así de agradecida y humilde es ella, aunque tampoco es ajena a los experimentos culinarios. Como el que recientemente realicé con unas trompetillas amarillas después de saborearlas de las formas acostumbradas. Fue cuestión de cocinar sendos productos por separado y que el ajo hiciera de nexo.

En primer lugar,  hervír la borraja. Una vez hervida, escurrir bien y reservar. A continuación hacer un revuelto de trompetillas. Aceite bien caliente, dorar unos ajos cortados junto con una cayena y poner a freír las setas. Unos pocos minutos de sartén y verter sobre las trompetillas los huevos batidos para hacer el revuelto. Colocar sobre el plato la borraja y sobre ella el revuelto. Delicioso. Levanta el ánimo por partida doble.








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