jueves, 6 de agosto de 2015

00089 Los Calamares a la Romana

MARCHANDO UNA DE RABAS!

Otro de mis muchos deleites gastronómicos. Como vulgarmente se dice, "sirven tanto para un roto como para un descosido". Como aperitivo, en bocadillo, en plato combinado, como entrante en un menú o como segundo plato. Para almorzar, no será la primera ni la última vez, al mediodía o por la noche. Siempre entran y sientan bien. Siempre son sugerentes y apetecibles. Unánimes en la decisión de niños y mayores; sin moción ni censura.

Dicho lo cual, sólo falta compartir dónde he comido los mejores calamares o rabas de los centenares de kilos que he consumido en mi vida. En bocadillo no tengo la menor duda; en Zaragoza, en el "Calamar Bravo". No hace mucho me recree con uno de ellos. El establecimiento ha cambiado de ubicación, abandonando el popular "tubo" zaragozano por una boca calle del Paseo Independencia, pero su presentación, elaboración y sabor de antaño siguen idénticos a cómo los recordaba. Tiernos, sabrosos, con mayonesa y un punto picante, sin que llegue a molestar. Sólo un consejo; abstenerse de ingerirlos aquellos que lleven barba o bigote. De esas guisas iba yo esa última vez y francamente, es un incordio.

Si tengo que subir a un pedestal a un un plato de calamares, la cosa cambia. Hasta hace muy poco tiempo no hubiese tenido la menor duda: en el "Restaurante El Galeón", en Somo, Cantabria. Jamás he sido sobresaliente en nada. Bueno, sí, en idealizar todo aquello que quiero. Luego pasa lo que pasa.

Las de "El Galeón" eran mis "number one" de las rabas. Si los calamares salían a conversación en alguna reunión, obligado era mentarlas y florear sus excelencias. No se podía explicar, había que probarlas. Cuando llegábamos a Somo, una de las primeras cosas que hacíamos en familia,  era ir a tomarnos un buen plato de sabrosas rabas al mencionado establecimiento. Casi era dejar las maletas y obsequiarnos con semejante premio después de haber recorrido cuatrocientos kilómetros.

"El Galeón" es un establecimiento de referencia de la hostelería de Somo. Su alma mater, "Agus", hace unos años le hizo un lavado de cara y transformó el local. Desde ese entonces, por unas razones u otras, no habíamos tenido la oportunidad de acudir ni tan siquiera a tomarnos unas rabas. No fue hasta esta pasada Semana Santa que coincidimos en ir, casi en obligado cumplimiento. Y no, para nada eran las tiras y circulares rabas que yo tanto había ensalzado durante tantos años. Menos cantidad, algo duras y pasadas de freidora... ¡Qué decepción! Quise, quiero suponer que fue un mal día.

Así, que mientras recupero memorias de otras rabas para subir al podium, a estas, a las del Galeón, las dejaré en cuarentena.










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