lunes, 13 de abril de 2015

00046 La Bahía de Santander

LOS REGINAS

Atravesar la bahía cántabra desde Somo hasta Santander es un festival para los sentidos, abanderados por el de la vista. Un trayecto de unos veinte minutos para el reloj e indefinido para el resto de mesuras. Agua, brisa, calma, placidez, piedra, arena, gaviota, sol, mezcolanza de olores, no pensar, solo sentir y esperar el final del trayecto. Abandonarte hasta recoger el ancla del bienestar. Todo fluye. Lo lejano acabas por tocarlo y lo que ahora es próximo, luego parecerá un imposible. Y mientras tanto, todo parece cambiar en la quietud del sugerente refugio.


La bahía de Santander es el mayor estuario de la costa norte de la península, con una extensión de algo más de 22 kilómetros cuadrados. Su entrada desde el mar abierto está precedida por la ensenada de El Sardinero. El acceso a su interior se realiza por un estrecho paso de piélago entre la península de la Magdalena y el arenal de El Puntal, formado por playas y dunas que protege las tranquilas aguas internas de la bahía.


En el interior de la bahía santanderina vierten las aguas las rías de Solía, San Salvador, Astillero, Carmen, Raos y Cubas, entre otras.


En los más lejanos tiempos de la historia de la bahía se pierde la práctica de transbordo de pasajeros entre una y otra orilla de la hermosa Santander, el "Portus Victoriae" de los romanos. Una legendaria actividad iniciada con la propulsión a remo y continuada, a lo largo de los siglos, con la navegación a vela, vapor y los actuales sistemas de servicio de pasaje.


En el año 1841 se puso en servicio una popular línea de embarcaciones a vapor conocida como "Las Corconeras" y que unía la ciudad de Santander con las localidades ribereñas de Pedreña, El Astillero y la playa de El Puntal. A estas, treinta y ocho años después, les sucederían los "Zarcetas". En 1918, la empresa familiar "Diez Hermanos" establecería el servicio regular entre Santander y los lugares del Sur, Pedreña y Somo. Finalmente, desde el año 1967, este servicio lo ofrece "Los Regina, S.A", con sus populares albos y rojillos "reginas".

Siempre mismo trayecto, siempre distintas sensaciones, según el estado de la marea o su cielo indescifrable. Según sea de amanecida o al atardecer,  o cómo se presenten los matices predominantes de sus aguas. Siempre será según, pero siempre una delicia.
















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