miércoles, 11 de marzo de 2015

00027 Contemplar la Línea del Horizonte

DONDE TODO PARECE CONFLUIR


No sólo la tierra y el cielo confluyen, allí se da cita todo. Ni real, ni imaginario. Está en los ojos, no en la realidad. Es una apariencia amable y sensitiva. Mejor adivinarlo en silencio. O mejor no, contemplarlo envuelto en sonidos indefinidos. Total, qué mas da. Lo único que quiero es soñar, imaginar qué vidas se esconden detrás de la línea inalcanzable.

Todo hace indicar que todos vivimos bajo el mismo firmamento, si bien no todos tenemos el mismo horizonte. Una línea perfecta trazada a pulso con trampa, sin cartabón. Línea para no contar las horas ni medir los tiempos. Y la mente se pasea guiada por los ojos. Izquierda, centro y derecha. Derecha, centro e izquierda. Y vuelvo; vuelta a empezar. Nada despista, todo es habitual y esperado. Hasta los argumentos de los pesares.



Absorto y extasiado. Las luces dan un respiro al pensamiento. Es el oxígeno necesario para volver a sumergirlo de nuevo en un horizonte que no se inquieta por la mirada. Derecha, centro e izquierda. Izquierda, centro y derecha. Su embrujo hace pasar inadvertidos a los protagonistas secundarios del paisaje.


No sé cuánto tiempo ha pasado. La línea del horizonte se ha desvanecido. Ya no la adivino ni la contemplo. Todo es ya confuso y casi monocromo. Y recuerdo al poeta Pedro Salinas, "En la noche y la trasnoche, y el amor y el transamor, ya cambiados en horizontes finales, tú y yo, de nosotros mismos".











No hay comentarios:

Publicar un comentario