domingo, 8 de marzo de 2015

00024 La Iglesia de Santiago de Agüero

NUNCA LLEGÓ A TERMINARSE


Será por eso, entre otras razones, que esta joya de la arquitectura románica me tiene prendado. Cualquier excusa es buena para acercarte a visitarla, fotografiarla, rodear su estructura, remirar sus columnas y capitales, pasear los ojos sobre sus vetustas piedras y descubrir siempre algo nuevo.

Según se puede leer en el panel informativo, "el proyecto original, inacabado, deja abiertas incógnitas en cuanto a su función ya que sus dimensiones parecen más destinadas a una iglesia monástica que a una parroquia rural. El templo de Agüero fue donado por el rey Sancho Ramírez (1064-1094) al Monasterio de San Juan de la Peña, por lo que algunos historiadores han planteado la posibilidad de que fuera a acoger a la comunidad del monasterio dadas las adversas condiciones de vida en San Juan de la Peña".

Declarada Monumento Nacional y Bien de Interés Cultural, fue proyectada como un edificio de planta basilical de tres naves y tres ábsides semicirculares que nunca llegó a terminarse. Sus muros son de un grosor considerable y está construida totalmente en sillar de arenisca con abundantes marcas de cantero.


Abstracción, reflexión y admiración para un humilde y enigmático edificio vigilado por los mallos de Agüero y el silencio del final de un camino.














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