LA MIRADA
Una mirada lo dice todo, lo ocupa todo, lo acalla todo. Una simple y sencilla mirada ordena, acata, asiente, traiciona, desmiente, hiere y sana, ignora, enternece, dirige, emociona, disculpa, pide y otorga.
La mirada es la voz no articulada del rostro: contundente, difusa, insinuante, colérica, misteriosa y enigmática, cándida, locuaz, inexpresiva a veces, apaciguadora. No necesita intérpretes, ni leyes, ni reglas. Sólo hay que observarla.
Una mirada huye del sujeto, verbo y predicado. Su diccionario se escribe con las anotaciones de la experiencia y los apuntes de la insistencia. Una mirada nunca se olvida, siempre queda impresa en el protocolo de las emociones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario